Los recientes desastrosos incendios, ocurridos hace ya una semana en California, nos ofrecen la oportunidad para hablar de cambios climáticos y de los remedios que las finanzas pueden ofrecer para facilitarlos. Lombard Odier en un reciente informe declara que estos incendios ya no son manejables ni controlables, es decir, ya han superado nuestra capacidad de contenerlos y, lamentablemente, están destinados a aumentar en dañosidad.
¿Cómo podemos entonces intervenir? El informe sugiere inversiones basadas en la “Bioeconomía circular” que comprende – entre otras – inversiones en reforestación (llegando incluso al diseño de paisajes resistentes a incendios) o recuperación de agua, por citar dos claros ejemplos. Estos son los típicos proyectos que se financian con carbon offset/removal o green bond. Se trata de esos productos verdes “voluntary” que nos habíamos propuesto profundizar en una publicación anterior.
Cuando una sociedad sujeta al sistema “cap and trade” supera el límite permitido de emisión de CO2 a la atmósfera, solo puede hacer dos cosas para cumplir con su huella de carbono: 1) comprar más créditos (EUA para entendernos); 2) comprar offsets para compensar el déficit de CO2 equivalente emitido en exceso. A diferencia del mercado “mandatory”, el “voluntary” no está caracterizado por un ente emisor y de supervisión ni está vinculado a una jurisdicción específica, sino que se basa en un sistema de registros reconocidos internacionalmente (Verra y Gold Standard para los offsets y UNFCCC para los removals). Estos registros son responsables de evaluar un proyecto en términos de beneficio ambiental y de emitir los correspondientes créditos de carbono asignados al proyecto. Cualquier organización (pública, privada, gubernamental, etc.) puede optar por participar en proyectos de reducción de emisiones de carbono, ya sea porque sus directivos consideran que es lo correcto o porque desean generar compensaciones de carbono, que a su vez pueden monetizarse en los mercados correspondientes (scope 1 del Green House Gas Protocol – GHGP). Aquí tenemos un primer punto importante que aclarar, relacionado con la clasificación de los créditos verdes voluntarios. Nosotros preferimos clasificarlos según la naturaleza del proyecto: aquellos de base natural, que buscan eliminar la CO2 equivalente ya presente en la atmósfera, y aquellos de naturaleza tecnológica, que apuntan a prevenir la emisión de CO2. Entre los primeros se incluye claramente la reforestación, y entre los segundos, la producción de energía verde.
Sin embargo, todos los créditos verdes voluntarios están sujetos a algunas problemáticas importantes:
– contabilización múltiple de la misma cantidad de CO2 eliminada o ahorrada, es decir, cuando dos o más entidades distintas se acreditan el mismo beneficio ambiental;
– venta múltiple del mismo crédito ambiental voluntario;
– circulación de créditos verdes voluntarios basados en proyectos inexistentes o en estimaciones erróneas (generalmente por exceso) de su beneficio ambiental;
– trazabilidad del crédito ambiental.
Idealmente, estos inconvenientes deberían ser eliminados por los registros, que deberían analizar los proyectos, garantizar que produzcan estimaciones fiables y veraces de los beneficios ambientales y rastrear cada transacción del certificado verde voluntario, de modo que la cancelación del registro corresponda al uso real en compensación del derecho adquirido por la última (única y claramente identificada) entidad registrada. En la práctica, sin embargo, numerosos y documentados casos de greenwashing demuestran que los registros no siempre funcionan de manera óptima. El greenwashing es aquella práctica fraudulenta mediante la cual se contabilizan impactos ambientales positivos inexistentes o se ocultan impactos negativos reales en el balance de sostenibilidad de una entidad.
El sistema del “cap and trade” es menos propenso a la manipulación porque prevé la supervisión y el involucramiento de entidades estatales o paraestatales dedicadas al funcionamiento del sistema (incluida la negociación). Pero existe otro sistema diseñado para abordar el scope 2 del GHGP, ideado y probado con éxito por la comunidad europea y que busca mitigar los problemas mencionados: se trata del sistema de garantías de origen (GO). Las GO son certificados electrónicos que acreditan que una determinada cantidad de energía se ha producido a partir de fuentes renovables. Por cada MWh de energía renovable generado, se emite un certificado GO. La emisión la realiza una entidad emisora designada por cada estado miembro y regulada, a nivel comunitario, por el European Energy Certificate System (EECS); el emisor tiene la responsabilidad de monitorear, mediante instrumentos instalados en las plantas de producción, la cantidad de energía renovable generada: sobre la base de este monitoreo se emitirá un número correspondiente de GO. El emisor también es responsable de mantener el registro donde se anota cada transacción. Al ser digitales, han surgido varias plataformas para la negociación electrónica de estos certificados, además de operadores especializados como brokers y dealers que garantizan su liquidez. Este mecanismo permite rastrear y verificar el origen de la energía, garantizando a los consumidores finales que la electricidad que compran proviene efectivamente de fuentes limpias como el sol, el viento o el agua. Los vendedores de electricidad que declaran a los compradores que inyectan cierta cantidad de energía verde a la red están obligados a comprar una cantidad correspondiente de GO que certifique su fuente renovable.
A nivel internacional, las GO se denominan REC (Renewable Energy Certificate) o I-REC (International REC) e intentan imitar el modelo europeo, que hasta la fecha parece ser el más completo y eficiente. Dada la elevada exposición a riesgos vinculados a la trazabilidad y evaluación de los créditos de beneficios ambientales voluntarios, creemos que es aconsejable dejar estos mercados en manos de profesionales expertos y que su uso como medio de financiación de las intervenciones sugeridas por Lombard Odier deba ser objeto de reconsideración y mejoras.
Disclaimer: El presente artículo expresa la opinión personal de los colaboradores de Custodia Wealth Management que lo han redactado. No se trata de consejos o recomendaciones de inversión, de asesoría personalizada y no debe considerarse como invitación a realizar transacciones sobre instrumentos financieros.